Empieza el otoño o quizás se esté terminando para que llegue el invierno, esa brisa que corre por tu piel al amanecer, los pelos se ponen de punta por su roce, las hojas caen y los árboles se quedarán desnudos ante ti. Atardeceres de color rosa o anaranjado, con esas nubecitas esponjosas que tanto te gustaría tocar.
El frío llega, paraguas en mano, bufanda, guantes y gorro, dispuesta a salir e intentar que no te caiga ni una sola gota de agua en tu pelo recién peinado.
Ir sin rumbo hacia un lado u otro, pero te sientes bien, realmente bien, quizás si quieras que esas gotas de agua resbalen por tu piel lentamente y sientas todo lo que es real.
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