viernes, 28 de septiembre de 2012

23.

Un día llamado "Veintitrés", domingo, hace viento y llueve.
Quedas con alguien, sabes perfectamente lo que va a pasar pero prefieres no pensarlo.
Llegas allí, él te mira y te sonríe, te sientas a su lado, tus pulsaciones van a mil por hora y te sientes un tanto nerviosa. Silencio por un instante y empieza a acercarse cada vez más.
Cuerpos que se juntan poco a poco, la pasión aumenta por momentos y...
Empieza todo, con vergüenza y timidez te quitas prendas de tu cuerpo con cuidado, él te sigue, tu piel roza con la suya, os besáis y os acariciáis. Piensas y piensas en que será lo siguiente, todo pasa muy rápido y en cuestión de minutos simplemente notas el calor de su cuerpo rozandote, respirando su aliento, notando sus pulsaciones cada vez mas rápido, sudando, preocupado por ti constantemente, te sigue mirando como la primera vez y te preguntas que estará pensando, piensas que será el único que tendrá algo muy valioso que no le podrás dar a nadie más. Tienes miedo de si le perderás algún día.
Te sientes bien, confías en él.
10 meses después.. lo piensas y dices.. porque un mes después de haber pasado tantas cosas juntas se termino todo y no sois capaces de volver a hablar de nada. Para ti es alguien importante que ha pasado por tu vida de forma intensa, nada tiene sentido.
11 Meses, es 23, domingo y llueve.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Lo único bueno, mis zapatos nuevos.

Ayer conté mi vida en un minuto aproximadamente.
Estaba triste porque una vez más mi vida no iba como yo pensaba y quería.
Supongo que por eso, en ese minuto conté todo o malo que me había pasado en vez de contar las cosas buenas.
Mi vida desde pequeñita no ha sido un camino de rosas. En el colegio siempre me juntaba con los niños más raros, si, tenía mi grupo de amigos, pero al fallecer él cambió mi vida, dio un giro de 180º , me mudé a Madrid, la gran ciudad.
Gente nueva, colegio nuevo, vida nueva.
Los primeros meses no los consideré tan horribles por la gente y esas cosas, pero a medida que pasaba el tiempo empecé a tener problemas, muchos niños me insultaban, hasta llegaron a escupirme y "mis amigas" en ciertas ocasiones me dejaban totalmente sola. Hay hasta gente tan cruel que puede llegar a decirte "huerfanita" sin saber lo que es y como se siente la otra persona al escucharlo. Engodé y ese fue otro de mis problemas todo recaía sobre mi y volvía escuchar millones de insultos, llegué a pensar que tenía un problema de verdad al reaccionar de ciertas formas.
Hice un nuevo grupo de amigos, pero al poco tiempo me cambié de colegio, otra vez gente nueva, colegio nuevo. Las primeras semanas no fueron "muy buenas" que digamos pero la cosa mejoró hasta asentarme en el grupo adecuado. Tontería tras tontería se acercaban de nuevo los problemas.
Con 15 creí haber conocido al chico de mi vida, era un pequeño golfito que seguramente cambió algo por mi, me hacía reír y me ponía nerviosa cada vez que me hablaba o me miraba simplemente, tuvo mucha paciencia conmigo y se lo agradezco, la cosa no salió como yo pensaba, nos hicimos mucho daño el uno al otro, nos dimos muchas oportunidades y nunca salió bien.
Más tarde después de haber derramado tanta lágrima en el pasado, quiero confesar que lo sigo haciendo aunque creo que con menos intensidad (eso creo).
He tenido millones de enfados con mi familia aunque luego las cosas se arreglen. Pienso que le he hecho una vida un tanto dificil a mi madre después de haber llegado a casa en condiciones no aceptables y no haberle demostrado día a día lo mucho que la quiero y le agradezco todo lo que hace por mi. Aún así sigue apoyandome al igual que mi hermana.
Ahora sigo en las mismas, vuelvo a cambiar de colegio, me voy a un centro a estudiar lo que "supuestamente" quiero hacer en un futuro.
A parte y finalmente he tenido una ilusión grande en mi mente, tan grande que se me iba todo de la cabeza y no tenía preocupación por nada, tarde o temprano sabía que mi vida me daría un palo más o otra piedra con que volver a tropezar y caerme, aunque sigo pensando que es muy importante levantarse porque tarde o temprano algo bueno llegará.